He llegado al paraíso
y estaba mi Adán
bebiendo la Coca cola
y olvidando el champán.
Le pregunté si había
un cacharro para mí
y me dijo que aquella
era para repartir
con las ninfas del desierto
y una sirena delfín.
¿Tantos cuernos yo ya tengo?
Pues parecía que sí.
Le arranqué el cacharro
y bebí hasta gemir.
¡Qué deliciosa bebida!
¡Qué líquido había allí!
Ya he hecho otro pedido
en el link donde lo vi
y que te dejo, amiga,
para que brindes por mí.
Ya sabes que soy la Eva
del paraíso sin fin,
una mujer de manzana,
la costilla más ruín.
Tú entra en el link, amiga,
que hay más para pedir.
La Coca cola te llega
rapidito hasta París.
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